LA CUMBRE DE ROSTOV DEL DON: ¿QUÉ MODERNIZACIÓN PARA RUSIA?

Por Javier Morales

La cumbre Unión Europea-Rusia, iniciada este lunes en la ciudad rusa de Rostov-na-Donu (Rostov del Don), podría quedar reducida a una más de las múltiples reuniones con terceros países de este semestre; o, en el peor de los casos, acabar como un “diálogo de sordos” en el que se intercambien reproches y acusaciones, como tantas otras veces. Pero la situación actual ofrece una serie de oportunidades que es necesario aprovechar.

La principal de ellas es el discurso de la “modernización” asumido por el presidente Medvedev, cuyos asesores —como el think-tank INSOR— han criticado a Putin por haber “vivido de las rentas” energéticas en lugar de sentar las bases de una economía competitiva. Europa aparece ahora como un socio imprescindible, en el marco de un “partenariado para la modernización”; aunque cabe preguntarse si esto puede favorecer una integración plena de Rusia en el mundo globalizado, incluyendo un sistema más asimilable a la democracia liberal, como reclama la Unión Europea. Permanece desde la etapa anterior una obsesión por el control estatal, resumida en el concepto de una “democracia soberana” frente a las injerencias del exterior.

Y sin embargo, Medvedev está trascendiendo su imagen de mero continuador de las políticas de Putin. Parece reconocerse que el problema no es la debilidad del Estado, sino el deficiente ejercicio de los poderes públicos; en especial, la corrupción rampante y la asfixiante burocracia, que impiden el desarrollo de Rusia y agravan su vulnerabilidad frente a desafíos reales como el del terrorismo. Por esta razón, se intenta alcanzar acuerdos en política exterior —como el tratado de desarme con Estados Unidos o la iniciativa sobre seguridad europea— que permitan reducir la percepción de amenazas externas, y concentrar los recursos en las reformas. Está por ver si esto será posible en el caso de Georgia, donde Rusia se comprometió tras la guerra a garantizar la independencia de los territorios separatistas, lo que puede obstaculizar seriamente los acuerdos.

Sin embargo, la apuesta por la Unión Europea como el principal socio para la modernización de Rusia parte de la percepción de un declive común, frente al auge de Asia y el mantenimiento de Estados Unidos como superpotencia. Esta actitud ante la crisis —en lugar de optar por el aislamiento o la confrontación con Occidente— supone una oportunidad que no se repetirá fácilmente en el futuro, una vez las circunstancias económicas vuelvan a ser más favorables.

Javier Morales es investigador postdoctoral de la Universidad Carlos III de Madrid.

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