POCO MARGEN DE MANIOBRA

Por Shaun Riordan

El gran problema para el concepto de Presidencia de la UE es que siempre se ha utilizado más para la promoción nacional que para la integración europea. No hay excepciones. Todos los socios de la UE, a pesar de la ideología europeísta, siempre han intentado aprovecharlas para venderse en el exterior y promover su agenda nacional. 

La Presidencia española empezó igual, con Zapatero anunciando una cumbre con Barack Obama en Madrid e intentando coger la primera plaza en las fotos de los presidentes europeos.  Irónicamente, estos intentos fracasados de promocionar la Presidencia española podrían ser su mejor contribución al futuro europeo. La lección que otros países van a sacar es que la presidencia nacional de la Unión no tiene más que un rol secundario. El papel de portavoz de la UE será jugado cada vez más por el Presidente del Consejo, Herman Van Rompuy.

La medida en la que un Estado puede dominar su presidencia depende mucho más de la suerte que de su capacidad o ambiciones: ¿Cuáles son los temas centrales de la presidencia? ¿El país tiene algo que decir sobre ellos? El principal asunto del semestre español en la UE ha sido la crisis sobre los déficits fiscales de los países mediterráneos. Los Estados que han dominado tanto el debate como las decisiones han sido Alemania y Francia. El único rol de España ha sido no como una parte de la solución, sino como elemento clave del problema. En este entorno, criticar la diplomacia española por no jugar un papel de liderazgo tiene poco sentido. El protagonismo total del tema económico, la profundidad de la crisis de deuda pública y los fuertes desacuerdos entre París y Berlín han dejado poco margen de maniobra a la Presidencia española, y escasa oportunidad para avanzar en otras agendas.

Shaun Riordan ha sido diplomático británico durante 16 años. Es profesor asociado de la London School of Economics (LSE).

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