CAPITALISMO PIÑATA, CERDOS Y ESTÚPIDOS

Por Pablo Colomer

Las últimas semanas han sido muy movidas tanto en España como en Europa, sin necesidad de que nadie gritase al cielo un “¡Es la economía, estúpidos!”, pues al menos en eso están de acuerdo todos los de la clase: los estudiantes mediocres, los regulares y los gamberros, dónde huyeron los buenos. Se trata de la economía, en efecto, una economía en crisis que ha puesto en evidencia la desnudez de la gobernanza económica europea.

En tiempos de crisis, los asideros escasean y las clasificaciones abundan, conjuros contra el espíritu maligno: antes, el capitalismo de casino; ahora, el capitalismo piñata. Si no puedes nombrar una realidad, no puedes controlarla. Por ello surgen las clasificaciones, alfileres que usan los expertos para fijar la realidad líquida de la economía a la pared de las redacciones, con la pretensión de conservarla con apariencia de viva: pura taxidermia.

Una de las clasificaciones que se ha dejado ver mucho en estos días es la de PIGS: economías del sur de Europa que no son de fiar, pues Lutero no se paseó por sus avenidas universales. Portugal, Irlanda, Grecia y España forman un club de malos estudiantes al que algunos quieren sumar Italia, ampliando las miras de término: PIIGS, de sonoridad sin duda más acusada.

Como la maledicencia no tiene límites (al igual que sucede últimamente con el déficit público), algunos medios anglosajones ya trabajan en un nuevo concepto: STUPID. España, Turquía, Reino Unido, Portugal, Italia y Dubai, economías que pueden verse en serios problemas si finalmente se produce el colapso griego. Si a todo ello sumamos la teoría de la conspiración, la bondad antropológica de los fondos de inversión libre y la mirada paternalista del Fondo Monetario Internacional, obtenemos un cóctel que podríamos bautizar como Molotov.

El euro no se merece esto.

Pablo Colomer es periodista.

Una respuesta to “CAPITALISMO PIÑATA, CERDOS Y ESTÚPIDOS”

  1. Periodiquero Says:

    ¿El euro? El pueblo llano (la gente, los ciuidadanos, las personas) son quienes no se merecen… ¿qué? Quizá convenga a la mejor comprensión del debate la idea de que está surgiendo una nueva conciencia que se horroriza ante lo habitual tradicional. ¿Cuántos padres del siglo xxi pondrían como ejemplos ante sus hijos a los matones, carniceros, sádicos, traicioneros, viles y deshonestos que llenan nuestras galerías de héroes del pasado? Así la economía nos parece cada vez menos un fruto de la competencia libre y la reflexión desinteresada y cada vez más un despojo de mil caras legalizado por los economistas…

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